La violencia masista desatada por los campesinos de San Julián en una especie de emboscada no restó brillo a la multitudinaria concentración en el “Cabildo del millón” que demandó una vez más la consolidación del proceso autonómico.
Pese a los bloqueos en la zona este del departamento, miles de personas llegaron hasta la capital cruceña procedentes de los cuatro puntos cardinales.
Todo comenzó a las 18.00 del jueves, cuando el pequeño cabildo organizado por el Comité Cívico de San Julián determinó bloquear la carretera Santa Cruz-Trinidad para impedir que la gente que se traslade desde las provincias de la Chiquitania llegue a Santa Cruz, para asistir al cabildo convocado por el Comité Cívico.
La interrupción del tráfico se inició a las 20.00 del jueves, dando cumplimiento a la ´determinación´ del contracabildo. En menos de media hora cerca de 30 vehículos quedaron retenidos. Camiones con ganado, flotas con pasajeros y todo tipo de vehículos pequeños hacían una fila que conforme pasaban las horas iba creciendo hasta sobrepasar los 200 motorizados.
A las 10.00 del viernes 15, un grupo de 20 policías enviados por el Comando de la Policía procedió a desbloquear pacíficamente la primera tranca, mientras los campesinos se alejaron. Los efectivos pidieron a los pasajeros de los buses retenidos que retornen a los vehículos y pasen junto a ellos para darles garantía, según Miguel Cuéllar, periodista de la agencia de noticias El Misionero, que llegaba junto a una comitiva de San Ignacio.
Sin embargo, cuando los policías cruzaban el segundo bloqueo, los campesinos emboscaron a los vehículos lanzándoles piedras e hiriendo a casi un centenar de personas. Incluso atacaron a los trabajadores de la prensa que cubrían los hechos, entre ellos el fotógrafo de El Nuevo Día, Wilson Gallardo.
“Las pérdidas que sufrí en mi flota es de por lo menos 10.000 dólares”, lamentó Franz Rivero, propietario de uno de los buses.
Un periodista de este diario contabilizó 29 vehículos de la empresa Trans Velasco y cerca de 50 unidades de otras transportadoras.
La provocación masista desató la reacción de los familiares y de las personas que se vieron obligadas a retornar a San Ramón, a 30 kilómetros de San Julián, quienes procedieron a incendiar la sede del MAS en esa población.
Fuente: El Nuevo Día
12/18/2006
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